lunes, 27 de noviembre de 2017

The Southern Star, primer periódico en Montevideo en 1807


La primera edición del periódico bilingüe
de Montevideo, The Southern Star, del
sábado 23 de mayo de 1807.
Esta primera plana corresponde a la primera publicación periódica de Montevideo, llamada The Southern Star.
Fue publicada por un empresario inglés que se propuso poner al servicio de la gente de Montevideo un periódico que divulgara información sobre mercancías a la venta por tiendas de sus coterráneos.
La edición era bilingüe. La primera y la tercera columnas estaban escritas en inglés y la segunda y cuarta en español.
Además de ser un explícito vehículo de difusión comercial, fue también un medio de propaganda del Estado inglés, en sus disputas con España y Francia, tratando de abrir mercados y rutas marítimas mercantiles.
Inglaterra espero la oportunidad de actuar contra los intereses españoles y lanzó una primera invasión en 1806, pero se retiró rápidamente. Al año siguiente, lo volvió a hacer por unos meses y fue entonces cuando apareció The Southern Star.
La impresión de The Southern Star no duró más de un año, pero la imprenta que trajeron los ingleses se quedó en este territorio sudamericano, sirviendo para siempre las causas de la prensa.



jueves, 3 de agosto de 2017

Por mis pistolas de Cantinflas en La Mañana de Uruguay

Reseña de la película Por mis pistolas
en el diario La Mañana de Uruguay,
en enero de 1980.
El diario La Mañana de Montevideo publicó el 23 de enero de 1980 un anuncio publicitario de la película Por mis pistolas del cómico mexicano Mario Moreno "Cantinflas", en la que parodia las cintas del Lejano Oeste.

Cantinflas es un personaje muy apreciado en toda Hispanoamérica, En Uruguay, el canal 10 de la televisión difunde semanalmente, los sábados, alguno de sus filmes.

Publicidad de Cantinflas Show
en el canal 10 de la televisión
uruguaya, en abril de 1980.
La sala cinematográfica en la que se exhibió esta obra dejó de funcionar como tal, como muchos otros recintos de este tipo en todo el mundo.

El anuncio apareció en la sección de cine, página 11, de La Mañana, un periódico que ya dejó de circular en Uruguay y cuya vida se dio a lo largo de casi todo el siglo XX, de 1914 a 1998, dirigido al público del sector ganadero uruguayo, base de la economía de este país sudamericano.

Pocos semanas después, el 11 de abril de 1980, fue divulgada la publicidad de la serie de dibujos animados Cantinflas Show, en la que se destacaba la oportunidad de disfrutar "la gracias inimitable del más célebre de cómico de habla hispana", en la programación de uno de los canales de televisión de mayor alcance en Uruguay.

domingo, 23 de julio de 2017

Una pieza de la literatura decimonónica argentina

Mansilla y la ocupación del "desierto"
El texto de Lucio V. Mansilla, Una excursión a los indios ranqueles es un relato en primera persona y es testimonio de una serie de contactos con indios habitantes de la pampa en el sur de Córdoba, Argentina, en el siglo XIX. Mansilla fue un comandante de fronteras, con grado de coronel, que viajó a las llanuras al encuentro del líder indígena Mariano Rosas. Esto le dio la oportunidad de hacer una descripción etnográfica y geográfica minuciosa en la que da cuenta de la fauna y la topografía con sus guadales o arenas blandas, pantanosas y pegajosas. Describe los protocolos sociales de los ranqueles, sus formas de comunicación oral, su lengua mapuche, su conocimiento de la naturaleza y su intensa relación con los caballos.
El relato está escrito en forma de cartas y fue publicado por entregas en el ya desaparecido diario La Tribuna de Buenos Aires, entre el 20 de mayo y el 7 de septiembre de 1870, Mansilla hizo la excursión en abril de aquel año para negociar la firma de un tratado de paz con los ranqueles y el desplazamiento de los indios. Para entonces, la frontera de la joven República Argentina ya había fijado límites hasta el río Negro y una década después el presidente Julio A. Roca emprende la "campaña del desierto" con la que los ranqueles, pampas, pehuenches y manzaneros serán desposeídos de sus tierras y la frontera trasladada más al sur.
La obra de Mansilla pudo haber tenido una muy buena recepción de los lectores de La Tribuna, puesto que el libro con 68 cartas fueron publicadas por el mismo diario, bajo el título actual, en dos tomos. Este texto le valió el reconocimiento del Congreso Geográfico Internacional de París de 1875, una época en la que Londres y la capital francesa convocaron a los diversos encuentros "universales", como la feria de 1900 en la Ciudad Luz.
Mansilla recurre a una redacción sencilla y ágil, de oraciones breves, rápida lectura y comprensión. Se dirige explícitamente a Santiago, amigo del militar, y a los lectores en general. Los textos son más que una bitácora de viaje o notas en las que destaca su lúcida comprensión de la naturaleza humana, sus referencias a las obras de Moliere y Dante, su comprensión de tácticas y formaciones militares, como cuando explica la desordenada manera de cabalgar de los ranqueles portando lanzas.
Hay, entre otros brillantes pasajes, una fantástica explicación de por qué y para qué viajar. "Ni todos viajan del mismo modo, ni por las mismas razones, ni con los mismos resultados. (...) Se viaja (...) por adquirir un porte y un aire chic. (...) por hacerse notable. (...) por huir de los acreedores (...) por olvidar (...) por no saber qué hacer."
La manera cáustica de hablar de los excesivos protocolos indígenas también se aprecia en su interpretación de las instituciones europeas, particularmente cuando se refiere a las armas como medio de disuasión. Es notable la similitud que establece entre la numeración en las lenguas alemana y mapuche, cuando apunta que el número 50, en ambos idiomas, no tiene es una palabra ex profeso, sino un enunciado aritmético: se dice "cinco veces 10".
Sin pretensiones filosóficas ni lamentos, incluye varias reflexiones sobre la civilización y la barbarie, a partir de situaciones en las que compara el mundo indígena con el cristiano, representado en el periplo por Mansilla, dos frailes franciscanos y varios ayudantes que solo portaban armas blancas, principalmente con fines instrumentales para una larga excursión, a la que el coronel se refiere llanamente como un proceso de conquista, consciente, aunque respetuoso de la otredad, de la superioridad cultural de la autoridad y el proyecto argentino sobre estos grupos seminómadas.
"Esta gran conquista es debido a la educación oficial dada por los buenos gobiernos que hemos tenido a la Guardia Nacional.
"Ella ha hecho todo: guerras interiores, guerras de frontera, guerras exteriores.
Decididamente la civilización es, de todas las invenciones modernas, una de las más útiles al bienestar y a los progresos del hombre."(1)
"Desierto" es el término con el que Roca lanzó la ofensiva de ocupación en 1879 para aludir a las tierras presuntamente deshabitadas, que en realidad eran zonas por donde cazaban y recolectaban los nativos; es un concepto sumamente sugerente y simbólico que se uso en aquel tiempo y hasta la fecha, según la historiadora Pilar González, en una breve descripción de aquel episodio en el que la población de la Pampa fue "diezmada" por la guerra. "El triunfo de la 'civilización' sobre la 'barbarie' valida entonces sin mayor problema lo que el inspirador de la Constitución argentina, Juan B. Alberdi, justifica como una legítima utilización del derecho de conquista (civilizatoria) heredado de la corona española".(2)

1) Mansilla, Lucio V., Una excursión a los indios ranqueles, Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1967, tomo I, p. 59.
2) González, Pilar, "El largo siglo siglo XIX", en Historia mínima de Argentina, México, El Colegio de México, 2014, p. 187.

domingo, 23 de abril de 2017

Crónicas de Santiago desde los tacones de un gringay

Un personaje femenino recorre plazas y calles. Es cosmopolita. Habita Santiago, Roma, Iquitos. Se describe a sí misma como patiperra y a veces como gringay.
Las 54 crónicas de este tomo de Pedro Lemebel, santiagueño, nacido en 1955, son algo más que una colección de aventuras; son reflexiones de alguien que camina, observa, dialoga y experimenta; son relatos de época, narraciones críticas.
El tomo de Háblame de amores, publicado por Seix Barral en 2013, comienza con una visita al Amazonas, a la choza de un lanchero, una “mariposa triste” que vive en Belén, camino a Manaos. Termina buscando el camino que lleva a Isla Negra, la casa de Pablo Neruda, “mochileando, como si fuera una golondrina caminera”.
Yendo de un lado a otro se encuentra con un “cura simpático” que le introduce al mundo de fray Andresito, un migrante canario, medio africano, medio ibérico, que llegó a América por Montevideo y se estableció en Chile a finales del siglo XIX; era un franciscano con la sotana parchada, un barbón que intimidaba con su hosca imagen, pero en realidad era un alma caritativa que vivía pidiendo limosna para dar de comer a los desamparados y era muy querido.
Lemebel también hace recorridos políticos y se declara contrario a los conservadores. Cuestiona el estilo personal del presidente Sebastián Piñera y evoca el activismo clandestino durante los años de la dictadura, como actos de heroísmo, aunque también con sus decepciones. Recuerda sin mucho dolor una convocatoria a la huelga general que naufragó antes de siquiera comenzar, con una fallida campaña propagandística y flotante en el río Mapocho, que atraviesa la capital chilena.
Quizá lo mejor de las crónicas de Lemebel es que su juicio, aunque combativo, no sigue dogmas ni consignas. Su descripción no está comprometida más que con las sensaciones, con fantasías sexuales y emociones de ciertos momentos. Eso es lo que se le puede agradecer a Lemebel; eso es hablar de amores.

Publicado originalmente el 10 de noviembre de 2013 en Vox Libris de La Jornada.
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martes, 28 de febrero de 2017

El mundo a la inversa y los turistas sudamericanos en México

En el hemisferio sur, las altas temperaturas del verano entran en un choque simbólico con las imágenes tradicionales de una blanca Navidad y el frío de invierno en el norte. Sudamérica vive sus propios tiempos. Y aunque vive coordinado con el resto del mundo en términos económicos y políticos cotidianos, la vida social y la cultura -sus formas civilizatorias- están marcadas por sus diferencias geográficas.
"América invertida" (1936), de Joaquín Torres García.
El último día de 2016, la aguja de los termómetros en Montevideo, Buenos Aires, Sao Paulo y Río de Janeiro no bajó de los 28 grados durante el día y mucha gente se dispuso a celebrar en bermudas la fiesta de año nuevo. A diferencia de lo que ocurre en el norte, como en México, donde las actividades económicas ceden paso al receso de fin de año, en Argentina y Uruguay las oficinas públicas, las universidades, las instituciones privadas mantienen sus puertas abiertas hasta el último día hábil de diciembre, pero una vez que comienza enero, “bajan la cortina” y se van de vacaciones.
Ciudades como Punta del Este, en Uruguay, Porto Alegre, Curitiba y Florianópolis, en Brasil, y Viña del Mar, en Chile, están ahora listas para llenarse de miles turistas argentinos y uruguayos que andan en busca de una buena playa, lejos de las aguas frías del Atlántico Sur y sus corrientes originadas en el Antártico. Los habitantes de Buenos Aires, particularmente, buscan costas al norte del río de La Plata porque los sedimentos que se acumulan en la ribera sur del cauce platense producen lodos poco agradables para los bañistas.
Es por eso que en esta temporada la península de Yucatán se llena de turistas sudamericanos, sobre todo argentinos, que aprovechan paquetes turísticos promovidos en todo tipo de medios electrónicos e impresos. Aunque Cancún es el lugar más conocido, es cada vez más frecuente que Playa del Carmen sea el destino principal de los viajeros, no solo para pasar el verano austral en el norte, sino para celebrar bodas y aniversarios especiales en esta y otras fechas.
En ocasiones, gente de Montevideo y Buenos Aires cuenta que ha pasado unas vacaciones maravillosas en las playas de Quintana Roo y que ha visitado ruinas mayas, pero nunca falta aquel que aprovechando la conversación con un mexicano dice que tuvo una experiencia desagradable con algún policía o con empleado mal capacitado para brindar servicios al consumidor.
Los casos llegan inclusive hasta la prensa, la última semana del año circuló en Buenos Aires la versión en redes sociales de una joven que denunció un intento de violación en la madrugada del 25 de diciembre en Playa del Carmen. Se trata de una veinteañera de la provincia de Mendoza que se quejó de haber sido ignorada por uniformados cuando llamó al 911 y, más tarde, tratada con desinterés y mala gana en la agencia ministerial donde presentó su acusación (lo que, ella misma aclaró, también puede pasar en Argentina).
Los feminicidios y el acoso a las mujeres jóvenes es un tema cada vez más persistente en los medios argentinos y en los encuentros coloquiales, pero todo indica que no alcanzan las proporciones registradas en ciertos lugares de México. El último año ha sido especialmente notable en este tema. Dos jóvenes argentinas que andaban de “mochilazo” en Ecuador fueron asesinadas en abril pasado y una más fue ultimada el 29 de diciembre de 2015 en Uruguay. En los tres casos, las investigaciones están estancadas. Nadie paga por esos crímenes. Y en el caso de la mendocina agredida en Playa del Carmen, que se libró del ataque gracias a su conocimiento del tae kwon do, la muchacha ya advirtió que no dejará de exigir en la embajada de México en Buenos Aires que las autoridades de Quintana Roo investiguen el caso.
Los hechos que empañan la reputación de los centros vacacionales mexicanos, pese a todo, no merman el interés por hacer turismo allá. Los argentinos duplicaron en 20 años la cantidad de turistas al extranjero, al sumar casi seis millones de viajes en 2015, según cifras publicadas por el Banco Mundial, y buena parte de ellos van a México porque les resulta relativamente más económico y culturalmente atractivo.
Sorprendentemente, Uruguay registró dos millones 600 mil viajes de sus ciudadanos al exterior en 2015, siendo un pequeño país de solo tres millones 300 mil habitantes. Y no es de extrañar que entre los viajeros haya gente de diferentes niveles socioeconómicos, desde un taxista o un pequeño empresario hasta un empleado público, un ganadero, un profesionista o un político, dado que Uruguay -junto con Chile- tiene el más alto nivel de ingreso personal en América Latina.
Los viajes generan un intercambio intenso que se podría medir de muchas maneras, como podrían ser las encuestas. Pero si uno se atiene tan solo a los símbolos, se habría de observar que muchos de los sudamericanos que viajan a la península de Yucatán, a la Ciudad de México o a muchos otros puntos de la República Mexicana, se llevan una grata experiencia, no obstante los avatares o comentarios negativos ocasionales en las redes.
No sólo hay sitios en internet con reseñas de grandes y placenteros periplos por el sureste de México, incluyendo estados como Chiapas y Oaxaca, sino también muchos sombreros, “recuerdos” artesanales e imágenes de la virgen de Guadalupe que adornan automóviles, la estancia de una casa, un bar o un café. Algunos visitantes sudamericanos, al entrar en contacto con un mexicano en estas tierras, lo primero que mencionan en una conversación es la comida mexicana y su variedad. Esto puede ser también un buen indicador de la impronta que deja México y su confirmación está en el hecho de que en los supermercados hay siempre disponible algún producto mexicano, sea una lata de jugo, una “Corona”, un “Gansito”, una salsa de chipotle o, sobre todo, unas tortillas de harina.
El cartel del primer Festival Cervantino
del Sur, celebrado en Montevideo
en octubre y noviembre de 2016.
 
Así es que, aunque las estaciones del año, estén a la inversa, el mundo es el mismo. Eso explica porqué el pintor uruguayo Joaquín Torres García (1874-1849) pintó a Sudamérica al revés, con la Patagonia hacia arriba, y porqué el primer Festival Cervantino del Sur, celebrado en Montevideo en noviembre de 2016, tuvo como símbolo el rostro de cabeza de Miguel de Cervantes Saavedra. Y en temas como el turismo, la justicia y los buenos recuerdos y sabores, lo que es evidente es que los sudamericanos aprecian lo mismo un buen platillo como se quejan y denuncian un maltrato. Lo importante es saber reconocer las diferencias y encontrar los puntos en común, porque al final de cuentas, estamos todos en el mismo continente y las atracciones y los encuentros son mayoritarios.


Publicada originalmente en elarsenal.net como texto de la columna Punto Sur.
1 de enero de 2017

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lunes, 27 de febrero de 2017

De gauchos, mate, asados, futbol y barras bravas

Dicen los montevideanos del barrio que hay tres cosas que identifican al uruguayo: la bebida caliente que conocen como yerba mate, el asado (de carnes) y el futbol.
Alguien que mire esta colección de ítems desde fuera diría que Argentina es igual y que hasta los gauchos son parte de una cultura compartida. Y lo cierto es que lo son, porque tan gaucho es Martín Fierro, el personaje épico-literario de José Hernández, como el Museo del Gaucho que está sobre la principal avenida de Montevideo.
Desde hace poco más de medio año he venido tratando de resolver este tremendo acertijo y aunque he dedicado muchas horas de lectura a las respectivas historias de Uruguay y Argentina, mis dudas se ahondan en vez de disiparse del todo.
Cuando descubrí que una diferencia venía del distanciamiento entre las élites de los puertos de Montevideo y Buenos Aires, en los años del virreinato, en el siglo XVIII, llegó a mis manos otra lectura que hacía referencia a esa idea de que Uruguay fue fundado como un "Estado tapón" independiente, que frenara las viejas aspiraciones portuguesas de llegar hasta la desembocadura del río de la Plata, en el siglo XIX.
Las dos historias tienen su fundamento y hasta ahora no he encontrado un texto que me convenza de la segunda idea, más allá de los argumentos que he escuchado de algunos de mis amigos argentinos que sin ningún temor a equivocarse sostienen que Uruguay es como cualquier otra provincia argentina y que si no hubiera sido por las ideas de las antiguas potencias europeas, esto sería el mismo país, como parece que se incluye de hecho en el mapa impreso en los tapones del vino argentino Las Moras (no sé si por error o por voluntad de los fabricantes).
Yo creo que, como muchos otros países de América Latina, digamos, por ejemplo, Honduras y El Salvador, las diferencias son tan imperceptibles, que si no fuera por las aduanas, nadie notaría la diferencia entre un país y otro.
En el caso de Uruguay no tengo duda de que las ideas independentistas de José Gervasio Artigas estuvieron fuertemente arraigadas en un sentimiento popular de la época y en los intereses de la élite local, portuaria y ganadera, que terminaron convenciéndose en el primer tercio del siglo XIX de que el territorio oriental del río Uruguay, que desemboca de norte a sur sobre el río de la Plata, debía constituirse en un Estado independiente y soberano.
Con el tiempo y el crecimiento territorial de las Provincias Unidas del Río de la Plata, la nación argentina fue madurando, compenetrándose en su propio devenir y en su propios conflictos de poder, al tiempo que dejaron en el olvido a "los orientales" y sus acciones separatistas.
Pero la geografía, el comercio, el intercambio de ideas y la cultura no han dado tregua a esa terca pregunta sobre las similitudes entre las dos naciones hasta el punto en que hoy todavía es común encontrar en Montevideo una serie de señales que reclaman la originalidad del tango y de su creador y máximo exponente, Carlos Gardel.
Los uruguayos dicen que Gardel nació en Tacuarembó, en el interior de Uruguay, y afirman con toda convicción que él es tan uruguayo como el tango titulado La Cumparsita, que además da nombre a una calle de Montevideo, donde fue escrita y ejecutada por primera por su autor, Gerardo Matos, en 1907, en la preparación de una comparsa del carnaval de febrero.
El tema de la yerba mate es otro rosario de preguntas con respuestas relativizadas. Una vez un taxista me dijo con autoridad que la diferencia radica en la variedad y la calidad de yerbas de las que disponen los uruguayos para prepararse un mate, que los argentinos, dijo contundente, no tienen.
Y la verdad no me he dado el tiempo de investigar cuántas yerbas y de qué tipo hay, pero aquí mucha gente no se desprende jamas de su pocillo, al que en sí mismo llaman mate y su termo con agua hirviendo que vierten sobre un amasijo verde, no importando si hace frío o calor. Lo que sí he visto en las tiendas es que el mate también lo importan a Uruguay desde Argentina, agregando más confusiones a mi obcecado -y probablemente inútil- deseo de hallar las sustancias distintivas de una u otra nacionalidad.
Ha sido difícil. Bonaerenses y montevideanos pueden detectar en segundos de qué lado del río de la Plata proviene uno u otro. Pero para alguien con un oído poco capacitado, es prácticamente imposible. La gente y las dos ciudades que bordean el cauce platino son como siamesas, dos cabezas que salen de un mismo cuerpo y con igual habla. Cuando hace frío aquí, allá también están temblando. Y si sacan los paraguas, acá traemos la gabardina.
Pero si se dijera que la diferencia puede encontrarse en el fútbol (con acento en el caso rioplatense), también estaríamos entrando en un piso resbaladizo. Uno podría creer que River Plate es un equipo argentino con sede en Buenos Aires, que representa y apoyan masivamente clasemedieros y ricos, pero en Montevideo tiene un gemelo pobre, con pocos seguidores.
Las barras bravas argentinas tampoco son un patrimonio exclusivo del lado sur del río. También existen en Uruguay e igualmente son violentas y mafiosas, aunque de este lado la gente suele contraer las palabras con las que les denomina, reduciéndolas a "barrabravas" (por aquello de que se comen la ese).
De los dos lados existe la polémica de qué tan vinculadas están estas organizaciones con el tráfico de drogas dentro y fuera de los estadios, robos, asesinatos y otros delitos, pero las investigaciones van y vienen sin que se vea cerca su desaparición.
Por el contrario, en Uruguay circula la versión de que hace cerca de una década, el gobierno nacional, entonces también encabezado por Tabaré Vázquez (reelecto a un nuevo mandato de 2015 a 2020), alentó la formación de grupos que, desde las tribunas mismas, neutralizaran a los violentos.
Pero ahora resulta que esos grupos han abusado del poder que se les dio y se sabe que disputan jerarquías, venta de drogas, comisiones por venta de futbolistas, distribución de boletos gratuitos a su antojo, manejo de la pirotecnia y que, en sus movilizaciones de apoyo entre Uruguay y Argentina, han escondido delincuentes perseguidos por algún delito, tal y como ha denunciado en la prensa local.
Bueno y ni qué decir del asado. Quizá algunos cortes sean distintos o posiblemente sean los nombres. Pueden ser las dos cosas. A estas alturas, en mi mexicana visión del mundo, lo único que me queda claro es que un churrasco es una pieza gruesa a la que solo hay que ponerle un poco de chimichurri, evitando bañarla como si estuviéramos virtiendo salsa en un taco. Y no quiero saber, por ahora, si esas palabras que distinguen a la culinaria de ambos países, surgieron en Uruguay o en Argentina, porque es probable que haya alguna controversia y mis dudas resten sin solución.


Publicada originalmente en elarsenal.net como texto de la columna Punto Sur.
26 de febrero de 2017

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jueves, 19 de enero de 2017

Las líneas de Nazca

Las líneas de Nazca se encuentran en un sitio arqueológico ubicado a unos 300 kilómetros al sureste de Lima y a unos 100 kilómetros de la costa del océano Pacífico.

Aquí se pueden ver tres fotos tomadas desde una avioneta sobre el desierto de Nazca, donde radicó mil años antes de nuestra era una civilización cuyo nombre es desconocido. Nazca es el nombre atribuido por la civilización quechua y de la cual abrevaron los colonizadores españoles en Sudamérica al fundar el virreinato del Perú en el siglo XVI,
El hombre de Nazca está trazado sobre la ladera de una loma
con vista al oeste, es decir, hacia el océano Pacífico,
lo que hace suponer a los arqueólogos que pudo servir de
observatorio o punto de referencia para navegantes.

Nazca no tiene nada que ver con extraterrestres. El pueblo agricultor que vivió ahí trazó las líneas para marcar pozos de agua y ríos subterráneos, así como para realizar ceremonias religiosas.

Para llegar al desierto de Nazca se puede abordar un autobús en Lima en dirección a la pequeña localidad del mismo nombre, un lugar tranquilo donde hay hoteles a precios accesibles, con mobiliario en buen estado, baños y en condiciones adecuadas de higiene,

En la zona céntrica hay restaurantes, tiendas y algunos vendedores ambulantes de artesanías. También en el centro existe al menos una empresa que ofrece recorridos en avioneta sobre la zona arqueológica. Las naves parecen un poco antiguas y aunque se ha sabido de accidentes, en general son seguras y vale la pena el gasto de unos 40 dólares.

Las líneas de Nasca tienen trazos simétricos, orientados
a partir de los movimientos de la tierra y el sol.
Para realizar el recorrido hay que acudir al aeropuerto local, que en realidad es solo una pista de aterrizaje y un punto de acceso al público. La empresa aérea dispone del servicio de traslado, sin ningún cargo adicional. Desde ese punto se eleva la nave para hacer un recorrido circular sobre las líneas, que dura de 15 a 20 minutos. Normalmente, las avionetas tienen capacidad para tres pasajeros, más el piloto.

Es una experiencia única, que permite apreciar en toda su magnitud este antiguo asentamiento en el sur de Perú, en ruta a Chile o a Cusco, en la cordillera de los Andes.

Fuera del centro de Nazca había en junio de 2007 un pequeño "museo" privado que montó una arqueóloga alemana que hizo su vida en el pueblo, investigando sobre el sitio. La visita y la conversación con María fue de enorme valor para comprender porqué aquellos dibujos y trazos geométricos estaban en medio de la nada, en lo que hoy en el siglo XXI es un desierto, pero hace 30 siglos era un valle medianamente fértil.

El trabajo de investigación de María y otros técnicos ha dejado claro que las líneas simétricas fueron conductos de agua conectados con ríos subterráneos que sirvieron para la circulación de agua de riego. La conservación y protección institucional del patrimonio arqueológico de Perú no tiene la antigüedad y recursos que posee México, por lo que es recomendable que el viajero mexicano se informe antes del viaje sobre los sitios que pretende realizar o reciba la orientación de guías locales, asegurándose de que recibirá información certera y sin costos abusivos.

Las líneas están conectadas a un sistema de riego
 que aprovecha el descenso de agua de la vertiente
occidental de la cordillera de los Andes. 
Fue altamente positivo acudir al museo, ver los planos y una maqueta del sitio arqueológico. Si el visitante puede observar primero esta reproducción a escala y atender sencillas explicaciones, el recorrido desde los aires será mucho más apreciable y habrá oportunidad de preparar mejores fotografías.

Otra forma de apreciar las líneas es yendo a los miradores que se encuentran estratégicamente situados en el área, con la finalidad de facilitar la observación geométrica de las líneas. Estos puntos de observación son dos torres de unos 20 metros de altura, que resultan suficientes en caso de no abordar una avioneta.

Las fotografías y los textos son obra y tienen derechos reservados de Guillermo G, Espinosa y Leticia Pineda.