domingo, 23 de julio de 2017

Una pieza de la literatura decimonónica argentina

Mansilla y la ocupación del "desierto"
El texto de Lucio V. Mansilla, Una excursión a los indios ranqueles es un relato en primera persona y es testimonio de una serie de contactos con indios habitantes de la pampa en el sur de Córdoba, Argentina, en el siglo XIX. Mansilla fue un comandante de fronteras, con grado de coronel, que viajó a las llanuras al encuentro del líder indígena Mariano Rosas. Esto le dio la oportunidad de hacer una descripción etnográfica y geográfica minuciosa en la que da cuenta de la fauna y la topografía con sus guadales o arenas blandas, pantanosas y pegajosas. Describe los protocolos sociales de los ranqueles, sus formas de comunicación oral, su lengua mapuche, su conocimiento de la naturaleza y su intensa relación con los caballos.
El relato está escrito en forma de cartas y fue publicado por entregas en el ya desaparecido diario La Tribuna de Buenos Aires, entre el 20 de mayo y el 7 de septiembre de 1870, Mansilla hizo la excursión en abril de aquel año para negociar la firma de un tratado de paz con los ranqueles y el desplazamiento de los indios. Para entonces, la frontera de la joven República Argentina ya había fijado límites hasta el río Negro y una década después el presidente Julio A. Roca emprende la "campaña del desierto" con la que los ranqueles, pampas, pehuenches y manzaneros serán desposeídos de sus tierras y la frontera trasladada más al sur.
La obra de Mansilla pudo haber tenido una muy buena recepción de los lectores de La Tribuna, puesto que el libro con 68 cartas fueron publicadas por el mismo diario, bajo el título actual, en dos tomos. Este texto le valió el reconocimiento del Congreso Geográfico Internacional de París de 1875, una época en la que Londres y la capital francesa convocaron a los diversos encuentros "universales", como la feria de 1900 en la Ciudad Luz.
Mansilla recurre a una redacción sencilla y ágil, de oraciones breves, rápida lectura y comprensión. Se dirige explícitamente a Santiago, amigo del militar, y a los lectores en general. Los textos son más que una bitácora de viaje o notas en las que destaca su lúcida comprensión de la naturaleza humana, sus referencias a las obras de Moliere y Dante, su comprensión de tácticas y formaciones militares, como cuando explica la desordenada manera de cabalgar de los ranqueles portando lanzas.
Hay, entre otros brillantes pasajes, una fantástica explicación de por qué y para qué viajar. "Ni todos viajan del mismo modo, ni por las mismas razones, ni con los mismos resultados. (...) Se viaja (...) por adquirir un porte y un aire chic. (...) por hacerse notable. (...) por huir de los acreedores (...) por olvidar (...) por no saber qué hacer."
La manera cáustica de hablar de los excesivos protocolos indígenas también se aprecia en su interpretación de las instituciones europeas, particularmente cuando se refiere a las armas como medio de disuasión. Es notable la similitud que establece entre la numeración en las lenguas alemana y mapuche, cuando apunta que el número 50, en ambos idiomas, no tiene es una palabra ex profeso, sino un enunciado aritmético: se dice "cinco veces 10".
Sin pretensiones filosóficas ni lamentos, incluye varias reflexiones sobre la civilización y la barbarie, a partir de situaciones en las que compara el mundo indígena con el cristiano, representado en el periplo por Mansilla, dos frailes franciscanos y varios ayudantes que solo portaban armas blancas, principalmente con fines instrumentales para una larga excursión, a la que el coronel se refiere llanamente como un proceso de conquista, consciente, aunque respetuoso de la otredad, de la superioridad cultural de la autoridad y el proyecto argentino sobre estos grupos seminómadas.
"Esta gran conquista es debido a la educación oficial dada por los buenos gobiernos que hemos tenido a la Guardia Nacional.
"Ella ha hecho todo: guerras interiores, guerras de frontera, guerras exteriores.
Decididamente la civilización es, de todas las invenciones modernas, una de las más útiles al bienestar y a los progresos del hombre."(1)
"Desierto" es el término con el que Roca lanzó la ofensiva de ocupación en 1879 para aludir a las tierras presuntamente deshabitadas, que en realidad eran zonas por donde cazaban y recolectaban los nativos; es un concepto sumamente sugerente y simbólico que se uso en aquel tiempo y hasta la fecha, según la historiadora Pilar González, en una breve descripción de aquel episodio en el que la población de la Pampa fue "diezmada" por la guerra. "El triunfo de la 'civilización' sobre la 'barbarie' valida entonces sin mayor problema lo que el inspirador de la Constitución argentina, Juan B. Alberdi, justifica como una legítima utilización del derecho de conquista (civilizatoria) heredado de la corona española".(2)

1) Mansilla, Lucio V., Una excursión a los indios ranqueles, Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1967, tomo I, p. 59.
2) González, Pilar, "El largo siglo siglo XIX", en Historia mínima de Argentina, México, El Colegio de México, 2014, p. 187.