miércoles, 19 de septiembre de 2018

El Fanal, en los anales de la nada



El Fanal de Villa de Artigas es un periódico sin lienzo, en un lugar que perdió su nombre. Existe únicamente en las cartas que escribió su fundador, Andrés Pérez Vila, hablando de algunas de las informaciones que publicó en 1855, en una pequeña población de la costa atlántica del Uruguay, que ahora se llama Rio Branco.
El libro que cuenta la
trágica historia de El Fanal
de Cerro Largo, Uruguay
Foto: ggem
A primera vista, esta historia podría parecer una broma o una pieza de lo absurdo. Pero existe. Y ha alcanzado ese estado porque un hombre llamado Julio R. Corbacho, nieto de Pérez Vila en la vida real, escribió una serie de artículos en los que cita las cartas de su abuelo en el siglo XIX.
El libro es en sí mismo una rareza. Fue publicado en una edición particular en Buenos Aires con el título de "El Fanal" 1855 -1955. Contribución a la historia del periodismo uruguayo. La publicación del libro tiene mucho sentido porque presenta testimonios de la impresión y circulación de un periódico de la zona rural uruguaya, a unos 300 kilómetros al norte del puerto de Montevideo, entre marzo y diciembre de 1855.
Su redacción tiene un aire romántico, de prosa formal y solemne. El autor se refiere al conjunto de sus 30 textos como un "opúsculo", término que suele darse a una obra breve que pontifica la vida de una persona, generalmente héroes, militares, hombres de Estado y científicos. El capítulo titulado "Una centuria periodística", que alude al aniversario del periódico del que no hay un solo ejemplar, describe el hecho mismo de la publicación:

"Tal era la época y el ambiente local en el que el choque del pedernal de la barbarie, con el tosco eslabón de la incipiente cultura patria, encendió esta primera chispa, este "Fanal" que, por tan corto espacio, brilló en el horizonte del solar nativo, para caer de pronto, sorpresivamente, como fugaz meteoro, señalando el derrotero a la futura prensa rural.

"Puede, en verdad, decirse que en su corta trayectoria trazó un arco de luz -su propio arco del triunfo-, bajo el cual debía pasar nuestra prensa de tierra adentro, que, desde entonces acá, constituye un alto timbre de honor en el concierto periodístico de América". (1)

El periódico se publicaba dos veces por semana y cada número fue redactado por un hombre de apellido Uriarte, cuyo nombre de pila se desconoce. Tampoco se sabe en qué fecha precisa comenzó a circular El Fanal y es Corbacho quien supone y apunta a marzo. La pérdida de una parte del archivo epistolar es la causa de ese vacío en la información.
El Fanal surge en la vida de Villa de Artigas al final del conflicto conocido como la Guerra Grande, que duró más de una década y alineó en dos bandos a fuerzas políticas aliadas transnacionales de Argentina y Uruguay, los federalistas con los colorados y los unitarios con los blancos, en alguna medida, los intereses de las elites comerciales y agropecuarias encontrados de frente. El poder asentado en Buenos Aires contra las provincias del interior, que tuvieron en Montevideo su principal bastión y refugio de exiliados argentinos.
Corbacho dice que El Fanal es el único periódico fuera de Montevideo al momento de su fundación. El periódico recogía informaciones provenientes de la capital para ser "tribuna periodística", "independiente",(2) dice el nieto de Pérez Vila, con suscriptores no solo en la villa, sino también en la campiña, entre los hacendados. Fue también suscriptor el jefe político del departamento de Cerro Largo, Dionisio Coronel, caudillo involucrado en primera línea en un hecho de armas en 1853.
Las imprentas a mediados del siglo XIX todavía eran, en su gran mayoría, máquinas que no habían cambiado mucho respecto a lo que dejó Gutenberg en el XV. (3) Una prensa era capaz de producir 300 periódicos durante una noche, con al menos un par de operarios que armaban los textos en las cajas, escogiendo cada tipo móvil; cuando terminaban de preparar la placa tipográfica, procedían a imprimir sobre el papel, haciendo descender la prensa y así, una y otra vez.
Uruguay, que tenía un escaso cuarto de siglo de vida, pasó casi una década y media ensartada en aquella guerra sin fronteras, la Guerra Grande, que los historiadores en Uruguay circunscriben al periodo 1839 y 1851, no obstante que las hostilidades prevalecieron hasta 1852, cuando ocurre la batalla de Caseros, en territorio argentino. Todavía en la siguiente década, Uruguay volvió a cimentarse con una revuelta en 1855, que terminó con la firma de un acuerdo entre el general Venancio Flores, un colorado, quien fue depuesto del gobierno, y el general Manuel Oribe, un blanco que recién volvía del exilio en Brasil.
Pérez Vila relata ese pasaje en el que Flores sale de Montevideo, organiza en el interior la defensa de su gobierno y para de vuelta frente a Montevideo al mando de un millar de hombres armados. Un grupo de comerciantes negoció el regreso del gobernante legítimo. Pérez Vila narra este episodio para presumir a un suscriptor poderoso llamado Camilo Silva que El Fanal había publicado la información sobre el acuerdo de paz.

"Estas eran nuestras últimas noticias, cuando en este momento acaba de llegar un chasque con los oficios de la paz de fecha 2 [de septiembre], que en el acto se mandó imprimir en "El Fanal", y le remito un boletín, pues aunque no trae pormenores, es de gran interés para el país". (4)

La intención de Pérez Vila de impresionar al destinatario de la misiva era la de convencerlo de ser suscriptor de El Fanal, destacando a la prensa montevideana como una fuente de información del bisemanario de Villa de Artigas, homónimo de otro periódico de Uruguay, publicado entre 1832 y 1834 de la villa de Canelones. Lo escribió así:

"Demoré el correo por esperar el de Montevideo, que llegó esta noche, a fin de enterarme de las noticias de la paz, que efectivamente confirman los diarios... Ud. puede tomar El Fanal desde el 1 de octubre y nos dirá por cuánto tiempo lo suscribo, si por tres o seis meses". (5)

Los periódicos a mediados del siglo XIX, hechos por dos o tres personas, solían tener una vida efímera. El Universal, uno de los más longevos de la primera mitad, existió nueve años, de 1829 a 1838. La mayoría vivía meses, no solo en Uruguay, sino en todo el mundo occidental. En dos cartas de marzo de 1856 -una de ellas al citado Camilo Silva-, Pérez Vila reveló que Uriarte, el redactor y maestro, se había ido a radicar a Buenos Aires sin mediar explicación y lo lamentó: "¡Murió El Fanal!". Que este hecho sea reportado en los anales de la nada.

***



1) Corbacho, Julio, R., "El Fanal" 1855 - 1955, Buenos Aires, Talleres Gráficos del Colegio León XIII, 1954, P. 31.
2) Op cit, P. 21.
3) La prensa activada con la energía generada por el vapor fue puesta en servicio en la segunda década del siglo XIX en Londres. Pasaron varias décadas para que se implantaran esas máquinas en Sudamérica.
4) Op cit, Pp. 63-64.
5) Op cit, P. 65.

jueves, 13 de septiembre de 2018

El hombre sin pueblo



Este billete de Colombia, actualmente en curso, porta una frase dicha por Jorge Eliécer Gaitán, un líder político de la década de los cuarenta: "Yo no soy un hombre, soy un pueblo... El pueblo es superior a sus dirigentes". Gaitán fue asesinado poco tiempo después de haber hecho esta declaración, cediendo paso a una espiral de violencia en Colombia que primero se expresó en los disturbios del Bogotazo de abril de 1948 y luego en la insurgencia guerrillera de 1964, que duraría seis décadas. Aquella ambigüedad retórica-discursiva nos recuerda que no hay nada nuevo bajo el sol. Al final, la voz del hombre que perdió todo, inclusive el pueblo.