martes, 24 de abril de 2018

Montevideo y Buenos Aires: la rivalidad de los puertos



La "Ciudad Vieja", el centro y el puerto de Montevideo,
al fondo, vista desde la fortaleza del Cerro,
en julio de 2007. Foto: ggem
Montevideo y Buenos Aires son como ciudades siamesas, dos cabezas que salen de un mismo río. Cuando hace frío aquí, allá también están temblando. Y si allá sacan los paraguas, acá sacan la gabardina.
Las dos grandes ciudades capitales del río de la Plata son también puertos rivales. Lo han sido casi desde la fundación de Montevideo, en la primera mitad del siglo XVIII.
Las ventajas provienen de las facilidades del puerto natural montevideano y su privilegiada ubicación en la zona de acceso al estuario, por el cual bajan al océano las aguas del Uruguay, el Paraná, el Paraguay, el Pilcomayo y muchos otros afluentes.
En el periodo virreinal que terminó en la segunda década del siglo XIX, Montevideo fue además la sede regional de la armada española, lo que dio un privilegio adicional a la principal ciudad del territorio oriental del virreinato del Río de la Plata, del que no gozaba Buenos Aires.
La rivalidad de los puertos ha sido vista por una vieja corriente histórica uruguaya como una de las causas de su nacionalidad, lo que ha sido cuestionado por nuevas generaciones de historiadores revisionistas.
Los historiadores de los dos lados del Plata argumentan que Montevideo y Buenos Aires pertenecen a una misma región, donde han entrelazado sus conexiones políticas y sociales, a pesar de las disputas entre los empresarios portuarios.
Un periódico de Buenos Aires, Diario de la Tarde, publicó en 1833 la carta de un suscriptor que daba cuenta de los incentivos que ofrecía Montevideo a los navegantes y sugería seguir su ejemplo, demostrando que sí ha existido, al menos, la competencia de los servicios portuarios.
El puerto de Buenos Aires, fotografiado
desde un avión en dirección al
Aeroparque. Foto: ggem, julio de 2007.
Cuando ha habido persecución política en Buenos Aires, como precisamente ocurrió en 1833, tras una revuelta armada contra la hegemonía del puerto sobre las provincias del interior, Montevideo ha acogido a los exiliados políticos.
Y viceversa, cuando la persecución fue contra los disidentes uruguayos, Buenos Aires ha sido el espacio de acogida, aunque a veces con mala fortuna, como en los años de la Operación Cóndor que. está probado, asoció a las dictaduras militares y "cívico-militares" para perseguir en todos los frentes a los presuntos militantes de grupos políticos armados.
Un cuento de dos ciudades. Montevideo y Buenos Aires, una para la otra.